Terrible descarrilamiento del ferrocarril Hidalgo en la estación de Tepa

Durante todo el siglo XIX, uno de los propósitos principales de los gobiernos fue la ampliación de las vías de comunicación en el país. Si bien la construcción de la red ferroviaria comenzó en 1837, fue hasta el Porfiriato cuando el crecimiento fue más veloz y sostenido. Pronto, el ferrocarril se convirtió en un transporte cotidiano en casi todas las regiones del país. Pero, así como aumentaron el número de vías, vagones y viajes, también aumentaron los accidentes. El editor Antonio Vanegas Arroyo produjo varias publicaciones sobre terribles accidentes ferroviarios ocurridos a finales del siglo XIX y principios del XX, entre ellas el descarrilamiento del Ferrocarril Hidalgo en la estación de Tepa. El Ferrocarril Hidalgo cubría el tramo que iba de Pachuca, Hidalgo, a Ometusco, en el Estado de México. Este corrido narra el terrible accidente que hubo en la bifurcación que había cerca de la estación de Tepa. Relata las circunstancias del accidente, pero sobre todo el destino de los pasajeros: los que quedaron atrapados entre los escombros, los heridos que fueron atendidos con los pocos recursos de los alrededores, la ayuda que llegó desde Pachuca y, por supuesto los muertos. El grabado de Posada, a pesar de su aparente rigidez, transmite la magnitud del accidente y el caos posterior. Entre las nubes de humo se distingue la máquina del tren, de donde sale el conductor. Su rostro no se distingue con claridad, pero su mano está extendida y da la impresión de estar gritando. A la derecha se ve una parte de un vagón, inclinado sobre la máquina. Entre una de las ruedas se ven las piernas de un hombre y el torso de otro que parece estar muerto. Abajo, parecen entrelazarse fierros, durmientes de las vías, rocas y piernas y brazos de los pasajeros; dos hombres, de los que sólo puede verse su torso, parecen arrastrarse, con dificultad, fuera de los escombros. En el extremo derecho, una mujer con la cabeza cubierta con un rebozo mira hacia el frente y sostiene en sus brazos a un hombre, aunque también podría tratarse de un niño.