La cena de Emaús

Francisco de Zurbarán, cuya obra fue representativa de la contrarreforma, por revelar un profundo misticismo, influido inicialmente por Caravaggio, hasta aproximarse a los maestros manieristas italianos como: El Pontormo, Rosso y Zuccaro, entre otros artistas italianos del siglo XVI. La obra: La Cena de Emaús, 1639, se basa en un episodio del Nuevo Testamento, narrado por San Lucas, donde describe el segundo encuentro de Jesús resucitado con dos de sus discípulos. La composición central de la simbólica cena se desarrolla en un ambiente tenebrista al aire libre de disposición sencilla, sin elementos accesorios, de acuerdo a las normas dictadas por el concilio de Trento. La naturaleza muerta de aparente concepción humilde abraza la luz del cuadro y diluye el torso de Jesús en las sombras, centrando la mirada del espectador en el mantel blanquísimo y el pan recién cortado, procedimiento común en Zurbarán para señalar el carácter hierático de una escena como trascendencia religiosa y que lo consolida como el maestro de las sensaciones táctiles y naturalezas muertas.La pieza que nos ocupa originalmente perteneció al convento de San Agustín y más tarde al convento de la Encarnación, actual edificio de la Secretaría de Educación Pública. A raíz de la supresión de las órdenes monásticas por parte del juarismo, la obra ingresó a la pinacoteca de la Academia de San Carlos en 1861, para finalmente formar parte del acervo del Museo Nacional San Carlos.